A partir del 1 de enero de 2025, la Secretaría de Movilidad de Bogotá implementó una serie de cambios que impactan directamente a los conductores y usuarios del transporte público. Una de las medidas más destacadas fue la actualización en las tarifas de comparendos y el costo de los servicios de grúa y patio, que aumentaron para adaptarse a la inflación y mejorar la eficiencia del sistema de movilidad en la ciudad. Por ejemplo, la multa por estacionar en sitios no permitidos, clasificada como infracción C02, pasó a costar 604.100 pesos, lo que representa un incremento considerable respecto al año pasado.

Estas medidas se suman a una serie de restricciones para vehículos de carga que superan los 20 años de antigüedad, los cuales no podrán circular de lunes a viernes, independientemente del dígito de la placa. La nueva disposición busca reducir la congestión vehicular y mejorar la calidad del aire, especialmente en las zonas más congestionadas de Bogotá. La administración local espera que esta restricción, junto con las sanciones económicas, contribuya a reducir la cantidad de vehículos obsoletos que circulan por las principales vías de la capital.

Una de las propuestas más ambiciosas del gobierno distrital es la ampliación del sistema de transporte público, en especial el TransMilenio y las rutas de bicicletas, con el fin de incentivar el uso de medios de transporte más sostenibles y menos contaminantes. En los próximos meses, se prevé la construcción de nuevas troncales de TransMilenio y la expansión de las ciclovías en sectores clave de la ciudad.

Sin embargo, los cambios en la movilidad no están exentos de controversia. Algunos sectores de la ciudadanía han expresado su preocupación por el impacto de estas medidas en los conductores y las empresas de transporte. Especialmente las pequeñas empresas que operan vehículos de carga temen que estas restricciones aumenten sus costos operativos, lo que podría generar un aumento en los precios de los productos y servicios en Bogotá.

Por otro lado, los defensores del medio ambiente y los expertos en movilidad urbana han respaldado estas medidas, asegurando que son esenciales para una ciudad más limpia, sostenible y eficiente. La clave, según ellos, es que estas iniciativas se acompañen de un esfuerzo por mejorar la infraestructura urbana y ofrecer más alternativas de transporte público a los ciudadanos.