En el vasto y complejo mundo de los insectos sociales, la armonía y la jerarquía suelen ser pilares fundamentales para la supervivencia de la colonia. Sin embargo, un reciente y sorprendente descubrimiento realizado por científicos japoneses ha puesto de manifiesto un comportamiento radicalmente opuesto y poco común: el matricidio en especies de hormigas, donde las obreras terminan con la vida de su propia madre, la reina.

Este fenómeno, observado en las especies Lasius flavus y Lasius japonicus, no es un acto espontáneo. La investigación, publicada en la prestigiosa revista Current Biology, revela que este comportamiento extremo es inducido por la intrusión de hormigas reinas parásitas que, al infiltrarse en la colonia, rocían a la reina anfitriona con un fluido que ha sido identificado como ácido fórmico.

La Intriga del Matricidio Hormiguero

El estudio detalla cómo estas reinas parásitas, pertenecientes a las especies Lasius orientalis y Lasius umbratus, implementan una compleja estrategia de infiltración. Después de aparearse, se acercan sigilosamente a las colonias de sus anfitriones. Para ser aceptadas, las parásitas se mezclan entre las obreras, logrando que su olor se fusione con el de la colonia, lo que les permite pasar desapercibidas y ser percibidas como parte legítima del nido.

Una vez integradas, las reinas parásitas proceden a su ataque químico. Rocían a las reinas de L. flavus y L. japonicus con chorros de un fluido abdominal, el cual se asemeja al ácido fórmico, una sustancia irritante que muchas hormigas utilizan como mecanismo de defensa y ataque. Esta pulverización no es un incidente aislado; en muchos casos, consiste en múltiples aspersiones concentradas sobre la reina anfitriona.

Un Asesinato para el Control de la Colonia

El impacto del rociado de ácido fórmico es inmediato y devastador para la reina anfitriona. Las obreras de la colonia, que hasta ese momento habían protegido y cuidado a su madre, experimentan una alteración drástica en su comportamiento. El artículo científico describe cómo este irritante químico provoca «ataques repentinos» por parte de las obreras hospedadoras, quienes, de forma incomprensible, dirigen su agresión contra su propia madre, culminando en su muerte.

Los investigadores documentaron casos específicos que ilustran la brutalidad y eficacia de este método. Por ejemplo, una reina de L. umbratus roció a una reina de L. japonicus en dos ocasiones, y en menos de medio día, las obreras de la colonia la mataron. En otro caso, una hormiga parásita de la especie L. orientalis fue aún más persistente, rociando a una reina de L. flavus hasta 16 veces en un lapso de 20 horas. La reina anfitriona fue atacada por sus propias hijas y finalmente sucumbió cuatro días después.

La Estrategia Parásita: Un Beneficio Inesperado

La razón detrás de este macabro ritual es una cruda lucha por la supervivencia y el dominio. Para las hormigas parásitas, inducir el matricidio no es un acto sin propósito; es una estrategia calculada para apoderarse de la colonia. Una vez que las obreras han eliminado a su propia reina, las parásitas «reciben cuidados de las obreras hospedadoras huérfanas» y, crucialmente, «producen su propia descendencia para fundar una nueva colonia». Esto significa que las obreras, sin darse cuenta, se convierten en criadas de la prole de la reina parásita, asegurando la continuidad genética de la especie invasora.

Este descubrimiento es de gran relevancia para la entomología y el estudio del comportamiento animal. Keizo Takasuka, entomólogo de la Universidad de Kyushu en Fukuoka, Japón, y uno de los principales autores del estudio, enfatizó la singularidad del hallazgo: «Este es, según nuestro conocimiento, el primer caso en el que un tercero se beneficia del matricidio». Subraya la complejidad y la adaptabilidad de las estrategias parasitarias en el reino animal, desafiando las concepciones previas sobre las dinámicas sociales en las colonias de insectos.

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