En un acto de profunda significación histórica, celebrado este domingo en la emblemática ciudad de Santa Marta, el presidente de la República, Gustavo Petro, extendió en nombre del Estado colombiano una solicitud de perdón a los familiares de las miles de víctimas que sufrió el partido político Unión Patriótica. Este gesto se enmarca en el reconocimiento del genocidio perpetrado contra más de 6.200 de sus militantes entre los años 1984 y 2000, un oscuro capítulo en la historia del país.

Durante el ‘Acto público de reconocimiento de responsabilidad internacional en el caso integrantes y militantes de la Unión Patriótica’, el mandatario fue receptor de una rosa amarilla, un conmovedor símbolo de reparación y memoria entregado por las propias víctimas. Ante este acto de reafirmación de la responsabilidad internacional del Estado colombiano en el aniquilamiento sistemático de la Unión Patriótica, el presidente Petro declaró con solemnidad:

“Como jefe del Estado, y representando no solo a quienes hoy lo conformamos —la cúpula militar y policial, y el Gobierno civil—, sino también a la entidad ausente en este momento, pido perdón a la Unión Patriótica. Este Estado fue, en efecto, corresponsable de un genocidio político. Dirijo este ruego a todos los presentes y a quienes me escuchan, aquí y más allá.”

Sin embargo, el presidente no dudó en censurar la ausencia de otras autoridades estatales cruciales. Con un tono de reproche, planteó interrogantes incisivos: “¿Dónde están los presidentes de las Cortes judiciales que ayer nos criticaban? ¿Por qué no se encuentran hoy aquí? ¿Acaso no son parte del Estado? ¿No es la Corte Interamericana de Derechos Humanos también una corte de Colombia? ¿No es acaso imperativo cumplir sus sentencias, y una de ellas es pedir perdón a la Unión Patriótica por los catorce hechos victimizantes que sufrieron sus miembros?”

El jefe de Estado aseveró que la sistemática eliminación de los miembros de la Unión Patriótica fue la consecuencia directa de una nefasta alianza entre el narcotráfico y diversos estamentos del poder político y estatal.

“La Unión Patriótica fue aniquilada por la convergencia de la oligarquía y el narcotráfico, una estructura cuyo objetivo primordial era desmantelar cualquier organización popular y de izquierda en el territorio colombiano”, enfatizó el presidente.

En otro momento de su intervención, el presidente Petro se detuvo para reflexionar sobre los trágicos sucesos de la toma del Palacio de Justicia:

El mandatario también hizo referencia específica a la sentencia emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la cual dictaminó que el Estado colombiano debía ofrecer disculpas a las víctimas de la UP por un total de 14 violaciones, que incluyen:
1) La transgresión de la libertad de expresión, asociación y derechos políticos.
2) La vulneración del derecho fundamental a la vida.
3) La violación de la personalidad jurídica, la integridad personal, la libertad y la desaparición forzada.
4) La afectación de los derechos de niñas y niños.
5) La infracción de la integridad personal, tentativa de homicidio, amenaza y hostigamiento.
6) La violación de la integridad personal mediante tortura.
7) La transgresión de la libertad personal.
8) La afrenta al derecho a la honra.
9) La violación del derecho de circulación y residencia, resultando en desplazamiento forzado.
10) La vulneración de la libertad personal, así como de las garantías y protecciones judiciales por procesamientos indebidos.
11) La violación de la integridad personal por torturas en el marco de procedimientos irregulares.
12) La transgresión de garantías y protecciones judiciales debido a la falta de investigación de las torturas.

Asimismo, el presidente aludió a las próximas contiendas electorales, en las cuales su participación estará proscrita, pero que, a su juicio, deben erigirse como una plataforma para “defender la dignidad de la soberanía nacional”.

“No toleraremos amenazas; si nos hostigan, nos levantaremos por millones, porque la profecía es innegable: ‘si el águila dorada ataca al cóndor, el jaguar americano despierta’. Y somos jaguares, tanto hombres como mujeres, somos conciencia, estamos en pleno despertar. Quizás nos despierten a la fuerza, pero ese despertar será impetuoso y tempestuoso, aunque al final, feliz y lleno de alegría.”

Recurriendo a una analogía científica, el presidente instó a los sobrevivientes de la Unión Patriótica a reflexionar sobre la segunda ley de la termodinámica: la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma.

“Y la energía de estas miles de personas, quienes fueron militantes de la Unión Patriótica y albergaron sueños entre los años 1982 y 2000, esa energía hoy se manifiesta nuevamente, multiplicada por miles. Ahora somos millones; ya no podrán asesinarnos. Ahora somos el corazón, la esperanza viva del pueblo de Colombia. Ahora somos una bandera que se alza con orgullo, y no permitiremos que la ultrajen, que la mancillen con sangre. Nos levantaremos en dignidad, con las manos de millones y millones de compatriotas”, concluyó con vehemencia.

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