En el mundo del amor moderno, hay una nueva expresión que cada vez suena con más fuerza: relaciones liana. Este término, que toma su nombre de las plantas trepadoras que se sostienen de una rama antes de soltarse para alcanzar otra, describe a las personas que no dejan una relación sin tener ya otra asegurada. Pero, más allá de parecer una estrategia para «evitar el vacío», este tipo de comportamiento puede ocultar heridas emocionales más profundas.
Según la sexóloga Mónica Branni, entrevistada por El Tiempo, quienes viven este patrón no tienen un referente de amor sólido y suelen sentirse incómodos con la idea de estar solos. Es decir, saltan de pareja en pareja no por amor, sino por miedo: miedo a la soledad, al silencio, al encuentro con uno mismo.
¿Cómo saber si estás en una relación liana?
No es fácil admitirlo, pero hay señales claras:
Te cuesta terminar una relación incluso cuando sabes que ya no funciona.
Te conectas con una nueva persona mientras aún estás con tu pareja actual.
Saltas rápidamente a otra relación tras una ruptura, sin darte tiempo para sanar.
Sientes ansiedad cuando estás sin pareja, como si estuvieras incompleto.
Estas situaciones no solo generan confusión emocional, sino que pueden llevarte a repetir patrones dañinos, donde buscas «completar algo» en lugar de compartir lo que ya eres.
¿Por qué ocurre esto?
La raíz de este comportamiento suele estar en una baja autoestima, carencias afectivas desde la infancia, o una idea equivocada del amor basada en la dependencia. Muchas personas crecieron viendo relaciones inestables o ausentes de afecto genuino, y ahora buscan constantemente ese “refugio” emocional en otra persona, aunque sea temporal.
También influyen las redes sociales y la cultura actual, donde parece que estar solo es un fracaso. Se nos vende la idea de que debemos tener siempre a alguien a nuestro lado para ser felices. Pero eso no es amor, es apego.
Los riesgos de vivir así
Estar en una relación liana puede parecer una solución rápida al vacío emocional, pero trae consecuencias importantes:
No sanas las heridas del pasado y las arrastras a la nueva relación.
Te vuelves dependiente de otros para sentirte valioso o en paz.
No aprendes a conocerte, amarte ni disfrutar de tu propia compañía.
Puedes terminar involucrándote con personas que no son adecuadas para ti, solo por no estar solo.
Como bien explica la sexóloga, esto impide que se forme un verdadero vínculo, porque la relación nace desde la necesidad, no desde la libertad ni el amor real.
¿Qué se puede hacer?
Salir de este patrón requiere trabajo personal, pero es posible. Aquí algunos consejos:
🔹 Haz una pausa después de una ruptura. No te lances de inmediato a una nueva relación. Permítete sentir el duelo, reflexionar y recuperar tu equilibrio.
🔹 Cuestiónate con honestidad: ¿Estás con esa persona porque realmente la amas, o porque no quieres estar solo?
🔹 Trabaja en tu autoestima: Aprende a disfrutar de tu soledad, a reconocerte, a valorarte por quien eres, no por con quién estás.
🔹 Busca ayuda si lo necesitas: A veces, hablar con un terapeuta o sexólogo puede darte claridad sobre tus patrones emocionales y ayudarte a sanar heridas del pasado.
En resumen…
Una relación liana no es un estilo de vida, es una señal de alerta. Es un reflejo de vacíos emocionales que necesitan ser atendidos, no disfrazados con compañía. No se trata de evitar el amor, sino de construirlo desde una base firme y consciente.
Recuerda: estar solo no es estar incompleto. A veces, la mejor relación que puedes tener es contigo mismo.





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