En el último año, la figura de Federico Gutiérrez ha vuelto a consolidarse como un pilar de la política en Medellín, la segunda ciudad más importante de Colombia. Desde su regreso a la Alcaldía en 2024, Gutiérrez ha logrado una notable aprobación ciudadana, alcanzando el 77% de apoyo, un nivel de respaldo que pocas veces se ve en el panorama político colombiano. Esta cifra resalta en medio de un contexto donde la capital antioqueña ha enfrentado desafíos significativos en términos de seguridad, desarrollo urbano y convivencia social.
La administración de Gutiérrez, quien es conocido por su postura firme en contra de la criminalidad, ha logrado avances notables en la reducción de los homicidios y en la promoción de proyectos de infraestructura que buscan mejorar la calidad de vida de los medellinenses. No obstante, también ha sido cuestionado por su enfoque de mano dura frente a ciertos problemas, como la gentrificación en algunos sectores y las denuncias de violaciones a los derechos humanos en zonas periféricas.
La seguridad ha sido uno de los ejes centrales de su gobierno. A través de su estrategia de ‘Medellín, una ciudad en paz’, Gutiérrez ha trabajado en conjunto con la policía para reducir las cifras de criminalidad, con énfasis en la extorsión y el narcotráfico. Aunque se reconocen algunos avances, las denuncias sobre la explotación sexual infantil en zonas vulnerables siguen siendo una preocupación para las organizaciones defensoras de los derechos de los niños y adolescentes.
Gutiérrez, quien es visto como una figura de la derecha colombiana, ha logrado tejer alianzas con sectores empresariales, lo que le ha permitido contar con un apoyo sólido de la clase alta de la ciudad. Este respaldo empresarial se ha reflejado en la implementación de proyectos de infraestructura y la promoción de la inversión privada en Medellín, que ha sido fundamental para la estabilidad económica de la ciudad. Sin embargo, su relación con el gobierno de Gustavo Petro ha sido tensa, en especial por sus posturas políticas confrontadas. Mientras Petro promueve una agenda progresista, Gutiérrez se mantiene como un defensor de políticas más conservadoras, lo que lo posiciona como un contrapeso importante en el panorama político nacional.
Uno de los temas que más genera debate es su posible candidatura presidencial para las elecciones de 2026. Aunque Gutiérrez no ha confirmado oficialmente sus intenciones de postularse a la presidencia, muchos observadores políticos aseguran que su consolidación en Medellín le da la base necesaria para dar el siguiente paso en su carrera. Este escenario genera incertidumbre, ya que en un país tan polarizado como Colombia, el ascenso de Gutiérrez podría ser una respuesta directa a la popularidad de figuras como Gustavo Petro.
A pesar de las críticas, su gestión en Medellín sigue siendo un tema de análisis político constante, y su figura continúa siendo clave para entender las dinámicas de poder en la ciudad y a nivel nacional.






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